
Una meditación visual sobre el coraje. No el de la batalla, sino el de soltar las armas. Un casco descansa sobre la hierba, como un símbolo de entrega, de humanidad expuesta. Mientras el viento agita las hojas a su alrededor, la escena habla en voz baja: a veces, la mayor fuerza está en la quietud. Esta pieza reflexiona sobre el poder de bajar la guardia y mostrarse vulnerable, sin perder la dignidad.